Seguramente usted habrá visto a este siempre risueño personaje de enaguas oscuras y purpureo gorro;seguramente porque no a dejado de aparecer en los peiódicos, televisoras y radios dando su mensaje de paz, de amor y solidaridad con los pobres. Seguramente lo recuerda usted cuando murió Juan Pablo II y acarició las dulsísimas mieles del poder terreno y celestial. Sí hablamos de nuestro flamante cardenal que viendo frustradas sus ansias de ser rey de los cristianos y no poder escuchar desde el balcón vaticano el tan soñado "habemus papam" dijo como la muerte en clásico chiste: aunque sea a este pelón me llevo" y decidió terminar de alinearse con los dueños del poder en Honduras. No es que antes no lo estuviera pero ahora se ha dado tremendo colorón. Ya rayaba o ya la cagaba como decimos en Honduras metiendo su polveada naríz en asuntos que no le competen, ora en una comisión, ora en el congreso, ora dando discursos. Ahora el cardenaletti habla y escupe mierda con esa lengua bífida de serpiente y dice que en esta crisis no había habido muertos y responsabiliza al presidente Zelaya de un baño de sangre si viene al país. Queremos recordarle a este cobarde traidor que ya habían muerto dos personas antes y que puede que sean más porque no sabemos lo que pasa durante el ignominioso toque de queda.
Seguramente tratará de escupir más mierda pero lo que saldrá de sus fauces será sangre, sangre joven y fresca de este pueblo golpeado o me va a decir usted infame y ominosa ave negra que no sabía que los chafas tenían orden de disparar a matar en el aeropuerto.
Quítese ese osuro vestido y sea hombre, hable con la verdad y con valentía ante este pueblo o calle para siempre para que algún día los hondureños pensemos en usted como un mal sueño.
El inspector ladilla